La investigación afirma que una persona tiene diferentes tipos de piel en cada zona y ello ha constituido un rompecabezas para la investigación de cáncer de piel.
AsĂ se realizĂł el estudio
Para llevar a cabo la investigaciĂłn, se analizĂł la piel de 100 voluntarios, quienes estuvieron expuestos a seis dosis de rayos ultravioleta en dos áreas del cuerpo: la espalda y las nalgas. Inicialmente se presentĂł un enrojecimiento natural que suele confundirse con el inicio de un bronceado, pero en realidad es el signo de un daño en la piel. Por esta razĂłn, los voluntarios recibieron una inyecciĂłn para disminuir al mĂnimo el flujo de sangre que ocurre naturalmente despuĂ©s de que la piel está expuesta al sol durante las primeras 24 horas. Luego de siete dĂas, la piel de los voluntarios fue analizada para encontrar de quĂ© color se mantuvo, despuĂ©s de que el enrojecimiento se habĂa aminorado. El color resultante, reconocido como bronceado, proviene de la producciĂłn de melanina de la piel, una defensa natural que bloquea la piel contra la absorciĂłn de la radiaciĂłn.
Implicaciones de tener diferentes tipos de piel
Las partes del cuerpo más sensibles a la radiaciĂłn son las que han estado más expuestas al sol durante toda la vida, es decir, el rostro con las orejas incluidas, y las manos. “Siempre que hablamos del sol y la piel debemos tener en cuenta que el bronceado es un concepto estĂ©tico que llevado a cabo con las precauciones necesarias puede proteger de las quemaduras, por ejemplo, pero no de los efectos a largo plazo de la exposiciĂłn prolongada a la radiaciĂłn.
Finalmente, no importa si se tiene una piel de fácil bronceado o no, siempre es fundamental protegerse contra la radiaciĂłn solar, hacer Ă©nfasis en las zonas que se exponen a diario y no abusar con las horas de exposiciĂłn en aquellas zonas de difĂcil bronceado.